La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán 

 

 

 

 

Un hombre solo muere cuando se le olvida

*Biblioteca Virtual       *La Guerra en Fotos          *Museos       *Reliquias            *CONTACTO                              Por Mauricio Pelayo González

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Cuando a tu paso tropieces con una lápida, aparta la vista para que no leas: AQUÍ YACE UN VETERANO DEL 79. Murió de hambre por la ingratitud de sus compatriotas.

Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79

 

 

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17 de Abril de 1881

 

REPATRIACION DE PERUANOS[1]

DECRETO

Lima, Abril 17 de 1879

Visto el oficio que precede del Plenipotenciario del Perú en misión especial en Chile, y teniendo en consideración que expedido el decreto de expulsión de los ciudadanos chilenos residentes en el Perú, es deber del Gobierno facilitar a los nacio­nales que residen en Chile los medios de regresar a su patria, y que algunos de dichos nacionales han solicitado la repatria­ción, por carecer de los recursos necesarios para hacer el viaje, se resuelve: que por el Ministerio de Hacienda se contrate con la Compañía Inglesa de Vapores en el Pacífico los pasajes que fueren precisos, a fin de repatriar a los peruanos que residen en Chile y que no pueden regresar al país por falta de recursos para pagar sus pasajes, aplicándose este gasto a la partida de extraordinarios del ramo de Relaciones Exteriores.

Comuníquese, regístrese y publíquese.

IRIGOYEN

Se calculan en 400 el número de peruanos que residen actualmente en Chile.

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El Perú manda 1.000 rifles a Bolivia antes de la guerra con Chile.

NUM 77.—LEGACIONN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Abril 17 de 1879

Señor Ministro:

Sin comunicación alguna de ese Ministerio por el correo que antier llegó a esta ciudad, pero instruido por los diarios de esa capital del gravísimo conflicto en que se halla la República con la injustificable guerra que nos ha declarado el insidioso Gobierno de Chile, en correspondencia de los buenos oficios, que con tanta sinceridad ha interpuesto el Perú para que tuviesen una amigable y pacífica solución sus cuestiones con esta República, tengo el honor de dirigirme a V. S. para poner en su conocimiento que, con tal motivo, esta Legación ha recibido las manifestaciones de gratitud y adhesión del Supremo Gobierno, de las autoridades políticas, civiles y eclesiásticas de esta ciudad; así como las del pueblo boliviano y las de los ciudada­nos peruanos residentes o en tránsito en este lugar.

Por telegramas del Excmo. Señor Reyes Ortiz, Ministro Plenipotenciario en misión especial cerca de nuestro Gobierno, que han sido trasmitidos de Tacna y se hallan publicados en documentos oficiales, también sobre esta Legación, que es un hecho consumado la alianza entre el Perú y Bolivia para la guerra con­tra Chile.

Como consecuencia de la alianza, supone esta Legación que hayan sido mandados por nuestro Gobierno los un mil rifles, sistema Chassepott, que ha recibido el de esta República, en me­dio de las manifestaciones de gratitud del ejército y del pueblo; manifestaciones que han sido extensivas a esta Legación, de la manera más pública y solemne.

En todos los sucesos que acabo de referir, sin duda de la más alta importancia para la actualidad y el porvenir del Perú, sien­to decir a V. S. que esta Legación ha tenido que proceder sin conocimiento oficial de ninguna clase; por lo cual ruego encarecidamente a V. S, se sirva trasmitirme lo que haya sobre tan grave situación, y las instrucciones que deban normar mis pro­cedimientos. —Dios guarde a V. S.

(Firmado.)—J. L. QUIÑONES.

Al señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú. —Lima.

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Da cuenta de la salida de Daza para el Perú, de varias reyertas en el ejército y el número de éste.

 

NÚM. 75.—LEGACION DEL PERÚ EN BOLIVIA.

(Reservada.)

La Paz, Abril 17 de 1879

Señor Ministro:

El domingo 13 del presente tuvo lugar con gran solemnidad una misa en la plaza de armas, celebrada por el ilustrísimo obispo de Cochabamba, con asistencia de S. E., sus Ministros, empleados, vecinos notables y todo el ejército. Concluido el auto sacrificio de la misa, S. E. el Presidente dirigió al ejercito una sentida alocución, que conmovió a los concurrentes; y luego colocó en el cuello de la Virgen de Copa Cabana la banda presidencial, lo mismo que a los pies de Nuestra Señora de La Paz su espada.

Ayer también se celebró en el mismo lugar y con asistencia de las referidas personas y el ejército, otra igual misa solemne, concluida la cual, el ilustrísimo obispo de esta diócesis, dirigió una pastoral al ejército, exhortándolo en el deber de defender la patria ofendida, y retemplando su valor. En el mismo sentido platicó el reverendo padre recoleto Sáenz; y después el señor Obispo, los sacerdotes y hermanas de caridad, repartieron escapularios a S. E. y a todo el ejército. Retirado el Gobierno se dio comienzo a la procesión de la pequeña anda de Nuestra señora de Lourdes, la cual era cargada por distinguidas señoras, siendo una de ellas la de S. E.

El martes 15, hallándose el batallón Paucarpata en la pla­zuela de San Sebastián haciendo ejercicio, se presentaron varios jóvenes del regimiento Murillo a reclamar contra algunos sastres de ese batallón que no habían cumplido con entregarles sus uniformes. El coronel Tames de ese cuerpo, les repuso que no podía soltar un hombre por estar haciendo ejercicio: siguió un altercado y uno de los jóvenes descargó un tiro que hirió en la frente al coronel, y después se formó una verdadera batalla, que no fue muy sangrienta, tanto porque no tenían municiones, tanto por la pronta llegada de una compañía del batallón 1° que acertó pasar por allí; pero con todo eso, los jóvenes del Murillo llevaron la peor parte en la contienda, pues eran los menos y quedaron heridos dos.

A las l0 A. M. del día de la fecha, ha salido el ejército a Tacna bajo las órdenes de S. E. el señor capitán general don Hilarión Daza, compuesto de ciento cincuenta soldados de artillería, de seis batallones con quinientas plazas próximamente cada uno, de un regimiento de tiradores a caballo con doscien­tas cincuenta plazas, de una compañía de sesenta lanceros, y del regimiento Murillo, compuesto de doscientos cincuenta jó­venes de a caballo y armados con carabinas de fulminante.

En el pueblo de Viacha, distante seis leguas de aquí, se ase­gura que se incorporarán al ejército dos batallones desarmados con quinientas plazas cada uno; y mas, luego le seguirá para reunirse en Tacna la Columna Vanguardia de Cochabamba, compuesta de más de doscientos jóvenes decentes, y Vanguardia de Sucre, con ciento veinte plazas, ambas desarmadas. Por ma­nera que, dentro de quince o veinte días, estará reunido en Tac­na el ejército boliviano con una fuerza total de cinco mil hom­bres.

Sin embargo de no haberse publicado el correspondiente de­creto, se sabe con seguridad que el Poder Ejecutivo de esta Re­pública, mientras la ausencia de S. E. el Presidente señor general Daza, quedará constituido de la manera siguiente:

Ministro interino de Relaciones Exteriores;

Señor doctor Pedro J. Guerra.

Ministro de Hacienda, encargado de los despachos de Gobier­no y Guerra;

Señor doctor Eulogio Doria Medina; y

Ministro de Justicia, Culto e Instrucción;

Señor doctor Julio Méndez.

También se sabe con seguridad que el señor coronel Iriondo será nombrado comandante general de este departamento.

La opinión pública es poco o nada favorable al nombramien­to de los señores Guerra e Iriondo, tanto por la avanzada edad en que se encuentran, cuanto por ciertos antecedentes políticos de estos personajes.

No sucede lo mismo respecto al prefecto señor doctor Be­nigno Clavijo, que reemplaza al señor general Arguedas, coman­dante general de la segunda división; porque este acaudalado caballero, tiene legítima influencia y se inicia en la política re­nunciando el sueldo, y algo más, pagando de su peculio el suel­do de los ayudantes de la prefectura.

Por el próximo correo daré a V. S. algunos datos sobre el personal del ejército en campaña, siéndome grato por ahora terminar esta comunicación, rogando a V. S. se sirva poner su contenido en conocimiento de S. E. el Presidente de la Repú­blica.—Dios guarde a V. S,

(Firmado.)—J. L. QUIÑONES

Al señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú—Lima.


 

[1] Ahumada Moreno, Pascual. Tomo I. Página 206

 

 

 

 

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