La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán 

 

 

 

 

Un hombre solo muere cuando se le olvida

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Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79

 

 

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24 de Marzo de 1879

PARTES OFICIALES SOBRE EL COMBATE DE CALAMA

 

PARTES OFICIALES DE CHILE

PARTE DEL COMANDANTE RAMIREZ [1]

Calama, Marzo 24 de 1879

Cumpliendo las órdenes de V.E., contenidas en la Orden del Día 21 del presente mes, salí de Caracoles a las 3 P. M. del mismo día 21, con una división de quinientos cuarenta y cuatro hombres, compuesta de tres compañías de cien hombres cada una, pertenecientes al 2° de Línea, las órdenes del Teniente Coronel Graduado don Bartolomé Vivar. La Compañía de Cazadores del 4° de línea, a las órdenes del Sargento Mayor Graduado don Juan José San Martín. Una Compañía de Cazadores a Caballo a las órdenes del Sargento Mayor Graduado don Rafael Vargas, y dos piezas de Artillería de Montaña a las órdenes del Teniente don Eulogio Villareal.

A las 10 P. M. acampamos en Aguas Saladas de la Providencia, donde pasamos la noche.

A las 8 A. M. del día 22, emprendimos la marcha hacia la cima de la Sierra de Limón Verde, acampando a las diez de la noche, al poniente de la expresada montaña, en una estrecha garganta situada a la entrada de la quebrada que baja al valle de Calama.

A las 2.30 A. M. del día 23, di la orden de marcha, disponiéndose el ataque a la plaza de Calama, en el orden siguiente:

Un piquete de Caballería a las órdenes del Alférez don Juan de Dios Quezada; llevando, como prácticos, a los señores Secundino Corbalán y Lucas González, para que marcharan a la vanguardia y tomaran posesión del camino a Chiu-Chiu.

Otro piquete de Caballería de sesenta y cinco hombres, del mismo cuerpo, a las órdenes del Sargento Mayor Graduado don  Rafael Vargas, llevando como practico a don Pedro Hernández, para que tomaran posesión del camino que conduce a Cobija.

Las Compañías Cazadores del Segundo y Cuarto de Línea, para que protegieran la construcción de los puentes que debían establecerse en el río Loa por el Teniente General Graduado de Ingenieros Militares, don Arístides Martínez, auxiliado por treinta Voluntarios chilenos sacados del Mineral de Caracoles y el resto de las Fuerzas del 2° de Línea.

Dos piezas de Artillería y Cazadores para que sirvieran de reserva y atacar el enemigo por el frente del pueblo.

A las  5.30 A. M., avistamos Calama, y a las 7.30 se cambiaron los primeros disparos con el enemigo, por el piquete de vanguardia que  mandaba el Alférez Juan de Dios Quezada, al hacer éste su reconocimiento por el Vado de Topater.

Acto continuo marchamos al ataque las dos Compañías de Cazadores del 2° y 4° de Línea, al mando de los respectivos capitanes, en protección ambas de las construcción de los puentes, y la primera de las nombradas, para proteger el piquete de Cazadores a Caballo que mandaba el Sargento Graduado do Rafael Vargas y que fueron los primeros que atravesaron el río Loa, por el Vado de Carvajal.

Desde este momento fue necesario que yo me ocupara, muy particularmente de la dirección del ataque, con las Fuerzas que habían atravesado el Loa por el Vado de Carvajal y que venían comprometidas por la resistencia del enemigo, que había causado algunas bajas a la tropa de Cazadores a Caballo.

Esta División, compuesta sólo por la Compañía de Cazadores del 2° y los Cazadores a Caballo, fueron los que desalojaron al enemigo de sus importantes posiciones, ganándoles terreno con todo arrojo y decisión, hasta ser los primeros en entraron al pueblo de Calama.

La Compañía de Cazadores del 4° de Línea, rompió sus fuegos sobre el enemigo que estaba atrincherado en la Casa de Maquinas de Amalgamación, y las Compañías 1ª y 2ª del 2° de Línea mandadas por el Teniente Coronel Graduado don Bartolomé Vivar y los Capitanes L. Echánez y P.N. Ramírez, atravesaron el río Loa sin auxilio de ningún puente, por el lugarejo llama-viento. La resistencia del enemigo en esa parte, como la que atacaba el Capitán San Martín, con sus Cazadores del 4°, fue tenaz y sólo pudo obligárseles a dejar sus posiciones importantes, mediante el arrojo a sangre fría de nuestros soldados.

V.S., que ha dirigido el ataque en lo más importante de los puntos, donde el enemigo estaba atrincherado, hasta correr serio peligro de su persona, sabrá estimar el mérito particular de los Jefes, Oficiales y tropa que han tomado parte en el ataque del día de ayer, permitiéndome hacer, por mi parte, una recomendación especial a los Sargentos Mayores Graduados Don Rafael Vargas y don Miguel Arrate L., que mandaban la tropa que bajo mis órdenes inmediatas, atacó esta plaza por el lado sur.

La toma de esta plaza costó al enemigo la pérdida de un Sargento Mayor y diecinueve individuos entre oficiales y tropa; heridos un sargento mayor, un teniente y un soldado; prisioneros: un sargento mayor, dos capitanes, un ayudante, un teniente primero, dos tenientes segundos, dos subtenientes, un sargento primero y catorce soldados, algunas armas y municiones de distintos sistemas.

Por nuestra parte, hemos perdido un cabo 1°, un cabo 2° y cinco soldados del Regimiento Cazadores a Caballo. Heridos levemente en la oreja izquierda, el sargento Mayor Graduado del 4° de línea don Juan José San Martín y de alguna gravedad, cuatro soldados del Cazadores a Caballo y uno del 2° de línea.

Merece una recomendación especial la buena conducta y moralidad de nuestra Tropa, durante el ataque y después de él; asimismo  el entusiasmo y resistencia con que han verificado su marcha a través del desierto, haciendo la travesía de veinte y tantas leguas, que se dice que hay de Caracoles a Calama, en veinte y media horas de marcha.

No concluiré sin hacer una recomendación especial de los Oficiales del Batallón Cívico de Caracoles, Capitán don José M. Walker y su Ayudante don Ramón Espech, y de los ciudadanos don Ignacio Palma Rivera y don Alberto Gormaz H. Que, con la mayor decisión, presentaron sus servicios como ayudantes del Estado Mayor, concurriendo a todos lo punto donde fue necesario transmitir las órdenes de V.E. y del suscrito.

Es cuanto tengo que decir a V.E. en cumplimiento a las instrucciones de la citada orden.

Dios guarde a V. S.

Eleuterio Ramírez

Señor comandante en jefe del ejército de operaciones del norte

***

BRIGADA DE ARTILLERÍA

El que suscribe da cuenta al señor coronel comandante en jefe de las ocurrencias siguientes:

Ayer, a las 6 tres cuartos A. M., recibí árdea de acompañar con una pieza de artillería al capitán de la compañía de caza­dores del batallón 4° de línea, señor San Martín, con quien nos dirigimos al Oriente del pueblo; dicho señor me ordenó co­locarme con mi fuerza en una pequeña prominencia del terre­no, que dominaba todo el campo.

A las 7 el enemigo rompió el fuego sobre nosotros y lo sos­tuvo hasta las 10, hora en que abandonó el campo.

No tuve ocasión de hacer más que tres disparos: uno contra la caballería, otro contra un gran grupo de infantería y el ter­cero contra una casa que servía de cuartel general, después de los cuales se dispersó completamente el enemigo para seguir haciendo fuego oculto en los matorrales. Siendo ya inútil continuar haciendo fuego con mi pieza, lo continué con carabina hasta que el enemigo abandonó el campo.

En el último disparo de cañón, se dio vuelta éste y se quebró d alza. Debo advertir que la pequeña prominencia en que esta­ba situado, no tenía sino planos muy inclinados.

El alférez don Pablo Urízar que acompañó a la división al Sur, tuvo un terreno tan lleno de obstáculos, que no le fue posible disparar, sino un tiro de cañón.

En la tropa no hubo novedad.

Las municiones consumidas son las siguientes:

Tres granadas comunes.

Una granadas Scheapnds.

Ciento setenta y dos tiros a bala de carabina.

Después de llegar la tropa a la plaza, el cabo 2°  Ruperto Silva descuidó una mula que traía de repuesto y le fue robada.

Calama, Marzo 24 de 1879.

EULOGIO VILLARREAL

***

BATALLÓN 4° DE LÍNEA

Calama, Marzo 24 de 1879

Señor Comandante en Jefe:

Cumpliendo con la orden que recibí de V. S., ayer poco antes de las 7 ¼  A. M., me dirigí con la compañía de mi mando a colocarme al frente de las trincheras y parapetos del enemigo boliviano que estaba situado en la ribera Oeste del río Loa.

Con la compañía tendida en guerrilla y al frente de la línea ene­miga, hice romper el fuego a las 7, pues ellos lo habían hecho tan pronto como tuvieron al frente a nuestros soldados. Cuan­do los enemigos se replegaban a la izquierda de su línea, tenía yo que abandonar mi lugar y seguirles con fuegos por el flanco derecho; otro tanto tenía que hacer por el flanco izquierdo cuando ellos se replegaban o multiplicaban sus fuegos a la de­recha de su línea.

Eran las 10 ½ A. M. cuando el enemigo se retiraba disperso y siéndome de todo punto imposible salvar la ribera del rio por tener éste en ambos lados grandes barrancos, tuve que seguir flanqueándolo por la derecha hasta que encontré un lugar a propósito para salvar el río y perseguir al enemigo; pero cuando me encontré en la ribera opuesta, ya todos habían huido.

Los muertos por parte del enemigo, no puedo decir su nú­mero con fijeza, los que he visto son dos; pero por personas que me merecen entera fe y que han recorrido el sitio del combate, son siete u ocho de enemigos y que todos teman sus heridas en la cabeza.

Me hago un deber en recomendar a la consideración de V. S. la serenidad, sangre fría y arrojo con que se han conducido los oficiales de la compañía: teniente señor Pablo Marchant y sub­tenientes señores Emilio A. Marchant y Luis Víctor Gana, quie­nes durante lo mas recio del combate cada uno se manifestaba con el mayor contento y alentando con sus palabras a nuestros soldados.

Todos los individuos de tropa, desde el sargento 1° al tam­bor, se han conducido con la bravura y serenidad que es carac­terística en nuestro ejército. Creo, señor coronel, que todos ellos son dignos miembros del ejército que V. S. comanda.

Ningún muerto he tenido que lamentar, y herido de bala solo fue el que suscribe, en la oreja izquierda.

Es cuanto puedo decir a V. S, en obsequio de la verdad.

Dios guarde a V.S.

J. J. SAN MARTIN


 

[1] Ahumada Moreno, Pascual. Tomo I. Páginas 126 - 127

 

 

 

 

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