La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán 

 

 

 

 

Un hombre solo muere cuando se le olvida

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04 de Octubre de 1879

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Los cónsules del Perú en Sucre, Potosí y Cochabamba, anuncian la situación política de estos departamentos y el estado de la 5ª división.

 

NUM. 210.—LEGACIÓN DEL PERÚ EN BOLIVIA.

La Paz, Octubre 4 de 1879

Señor Ministro:

Tengo el honor de remitir a V. S. en copias auténticas y ba­jo los números 1, 2 y 3, los oficios y una carta que con fecha 26 del pasado me dirigen nuestros cónsules en Sucre, Potosí y Co­chabamba, manifestándome la situación política de aquellos departamentos y la situación en que se halla la división del general Campero.

Dios guarde a V. S.

J. L. QUIÑONES

Al señor Ministro de -Relaciones Exteriores del Perú —Lima.

***

COPIA NÚM. 1.

Consulado del Perú en Sucre. —Septiembre 26 de 1879.— Núm. 2.—Señor Ministro: En vista del oficio de V. S. de 16 del mes en curso, paso a informarle de lo esencial que ocurre en el Sur de esta República—El movimiento revolucionario de Cochabamba, encabezado por el general Rendón, no tiene al parecer ninguna ramificación en estos departamentos.—Se ha recibido aquí la noticia de este acontecimiento con general indignación y la opinión unánime hasta de los círculos opositores al Gobierno, es contraria a toda idea revolucionaria en las ac­tuales circunstancias.—El señor Adolfo Carranza tiene en La Quiaca las municiones y animales que contrató para la 5ª di­visión y exige el pago previo para entregarlas. —Con este motivo el señor prefecto de Potosí, pide al vecindario un préstamo de noventa mil bolivianos, pagaderos con la contribución indígena próxima a recaudarse.—Reunido el vecindario de Potosí ha aconsejado a la prefectura, que no habiendo cumplido el señor Carranza con el tenor de su contrato, causando tantos perjuicios, no le tome los artículos que ha traído y que se des­pache la 5ª división con bolivianos 30.000 de los fondos de la Casa Nacional de Moneda, los que estando en billetes de banco, se ha nombrado una comisión para que se ocupe de su conversión a moneda acuñada, operación que en las actuales circunstancias ofrece serios inconvenientes.—Por lo expuesto observará V. S. que todo se pretende hacer a última hora, sin haber previsto nada ni preparado el terreno para allanar las dificultades que son consiguientes. Se conoce desde más de tres meses la suma que se debe pagar al señor Carranza y solo el día antes se pretende buscar los fondos, optando por el medio de más imposible realización,—Dios guarde a V. S., señor Mi­nistro.—(Firmado.)—JUAN A. FERNANDEZ.—A S. S. el Minis­tro del Perú en Bolivia.—La Paz.—Es copia Manuel F. Lan­daeta, adjunto de la Legación.

COPIA NÚM. 2

Consulado del Perú en Potosí.— Setiembre 26 de 1879.— Núm. 59.—Señor Ministro: El 24 del presente, y a convocato­ria del señor prefecto, tuvo lugar en el salen de la prefectura una junta de vecinos, con el objeto de arbitrar los recursos precisos para la movilización de la 5ª división. En ella, expuso el señor prefecto que sobre los fondos con que contaba para el pago de las municiones y demás artículos que había traído el señor Carranza, era necesario que el vecindario sus­cribiera en el día un empréstito de veinticinco mil bolivianos, en dinero efectivo, para que con ellos emprendiera su marcha la 5ª división. Es de advertir que el señor prefecto leyó varias comunicaciones, y entre ellas dos del señor Car­ranza, dirigidas al señor general Campero, en las que, declarando caducados los contratos que había firmado para la provisión de municiones a 60 pesos el millar, mulas etc., expresaban que en el día las municiones valían setenta boli­vianos el mil, y que deseaba vender al contado todo, todo cuanto había traído (municiones, 942 rifles, espadas, cananas) o nada. Estas pretensiones motivaron en la junta una discusión que terminó con el siguiente acuerdo:—Considerando que de documentos consta que el señor Adolfo Carranza ha faltado al cumplimiento de sus contratos; que apoyado en su propia culpa pretende hoy explotar al país, subiendo a su capricho el precio de los artículos que él cree de urgente necesidad para la división y por los que hoy pide un precio y mañana puede pedir otro mayor; que no es difícil que el Estado Mayor del ejército boliviano proporcione las municiones que se necesita, por cuan­to que se sabe que las tiene en gran abundancia; que la pre­fectura cuenta con recursos bastantes para la movilidad de la división; que es preciso confiar en que el soldado boliviano es capaz de sobreponerse a todas las dificultades consiguientes al clima y desiertos que la división tiene que atravesar, pues que de ello tiene dada mil pruebas, siendo la última la marcha del batallen Bustillo a San Cristóbal, donde no encontró recursos de ninguna especie y donde sin embargo se mantiene hoy. Se acordó: que no se compre al señor Carranza ninguno de los artículos que ofrece en venta; que se pida el secuestro de los 942 rifles que existen en Tupiza, para que éstos respondan a los daños y perjuicios ya reclamados judicialmente; que sin de­mora se remita al cuartel general de la división, treinta mil bolivianos en dinero efectivo, para que con ellos se ponga in­mediatamente en marcha sobre San Cristóbal y espere allí las órdenes del capitán general.—Tal es en compendio, el acuerdo de la referida junta a la que asistí en calidad de vecino comer­ciante.—Creen muchos que el señor Carranza tendrá que desistir de sus nuevas pretensiones y ofrecer sus artículos por precios equitativos.—El día 27 y cuando más tarde el 28 del presente, se remitirá el contingente de los treinta mil bolivianos en dinero efectivo, pues, en la escasez de éste, ha sido forzoso esperar la acuñación de una parte.—El señor prefecto expresó también en la junta, que desde luego pensaba remitir al señor general Campero un certificado de depósito de Bs., 20.000 en el Banco Nacional de Bolivia, para que con esta garantía pro­cure la adquisición de municiones,—En próximas comunica­ciones tendré el honor de decir a V. S. los resultados que este acuerdo produjera.—Dios guarde a V. S., Señor Ministro.—(Firmado.) — LUCIANO PRUDENCIO, agente consular.— A S. S. el Ministro del Perú en Bolivia.—La Paz. —Es copia,—Manuel F. Landaeta, adjunto de la Legación.

COPIA NÚM. 3.

Cochabamba, Setiembre 16 de 1879.—Señor doctor don José Luis Quiñones—Muy señor mío y distinguido amigo:—La no­ticia venida por el último correo de la expulsión ignominiosa del general Juan José Pérez y su baja del ejército por medio de una orden general, ha producido una impresión muy penosa en este pueblo. Como a esto se agrega la complicación que se su­pone a los jóvenes de la vanguardia afectados de las mismas ideas que se atribuyen a Pérez, la impresión ha sido doblemen­te dolorosa. Nadie cree culpable a Pérez; se  atribuye todo al carácter violento y receloso del general Daza. Sea como fuere, el Presidente, que no es querido, ha perdido mucho más aún de lo que tiene en su contra por este solo paso ante la opinión pú­blica. Agréguese a esto que el desagrado contra el actual pre­fecto es mayor cada día. Por mi parte no tengo opinión forma­da. El conocimiento que tengo de las personas que ocupan la escena, me hace dudar. Es muy probable que Pérez sea inocen­te, pero es posible que no lo sea. Esta mi opinión particular que a nadie he comunicado, no la tiene persona alguna. Todos están ciertos de la inocencia de Pérez. De un momento a otro se espera a don Miguel Aguirre que viene del cuartel general, comisionado para hacer efectivo el empréstito, que alcanza a 160.000 bolivianos para este departamento. Las pocas simpatías con que cuenta el prefecto y las miserias del país hacen casi ilusoria esta comisión. Olvidaba decir a Ud. en el primer párrafo de mi carta, que el nombramiento de Flores en vez de Pérez ha causado mucho disgusto. Flores es el hombre mas aborrecido y despreciable de Bolivia., soberbio y pretencioso hiere a todas las personas a quienes se acerca. No tiene en Bolivia un amigo. Tengo el gusto de repetirme de Ud. muy atento S. S.—(Firmado.)—Adjunto, Zamudio.—Es copia.— Manuel F. Landaeta, adjunto de la Legación.

 

 

 

 

 

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