La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán 

 

 

 

 

Un hombre solo muere cuando se le olvida

*Biblioteca Virtual       *La Guerra en Fotos          *Museos       *Reliquias            *CONTACTO                              Por Mauricio Pelayo González

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Cuando a tu paso tropieces con una lápida, aparta la vista para que no leas: AQUÍ YACE UN VETERANO DEL 79. Murió de hambre por la ingratitud de sus compatriotas.

Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79

 

 

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El Huáscar había sido enviado a su cuarto crucero al sur por el general Prado contrariando el consejo del almirante Grau. Este creía que los fondos del Huáscar estaban excesivamente sucios y que la velocidad de su buque se vería disminuida  por el largo y continuo servicio. Pidió que se le permitiera ir al Callao donde estaban las únicas posibilidades de hacer las mejoras necesarias, pues sabia que su buque era demasiado valioso para someterlo a riesgos innecesarios. Prevalecieron otras opiniones y la ultima esperaza del Perú zarpó al sur el día 20 de septiembre con su bravo comandante. Este para no volver nunca mas, y el buque para sumarse al ya superior poderío enemigo.

A las 2 de la mañana del día 5 de octubre, después de escoltar al Rímac hasta Iquique donde desembarco un cuerpo de tropa al mando del general Bustamante, apareció acompañado de la Unión frente a Coquimbo. Las maniobras de estos dos buques fueron admirables. Reinaba el silencio más perfecto cuando pasaron rozando el buque ingles Pensacola. No se hizo un solo disparo en las baterías de tierra. Después de navegar  durante una hora por la bahía, sin encontrar transportes y sin despertar a las baterías, los dos buques salieron al sur. Todo el día siguiente evolucionaron al sur del puerto donde interceptaron dos vapores de la carrera que les dieron noticias de los movimientos de buques chilenos hacia el norte. Durante el 6 y 7 de octubre, los buques navegaron con rumbo norte y a pesar de habérsele ordenado a Grau que no se acercara a Antofagasta, donde se creía estaba la escuadra chilena, decidió comprobarlo justificando su desobediencia con las informaciones recibidas. Se le había icho además que el Cochrane estaba anclado y que no podía usar su  maquina, pues estaba averiada. Esto no era inexacto, pero ya se le habían reparado, zarpando junto a la escuadra chilena..

     Dejando a la Unión patrullando frente a Punta Tetas, el Huáscar se acerco a Antofagasta a la 1:30 de la mañana del día 8 de octubre. Sin encontrar nada de interés, volvió junto a la Unión. Ambos buques emprendieron rumbo al norte. Pocos minutos después, descubrieron el humo de tres buques que venia aun muy lejos. Los humos pronto fueron reconocidos como de guerra y se cambio rápidamente de rumbo hacia el sudeste.

     La escuadra chilena había cargado carbón en mejillones y se había hecho a la mar la noche del 7 de octubre con dos divisiones; la primera había salido a las 10 de la noche al mando del comandante Reveros, compuesta por los buques más lentos: el Blanco, la Covadonga y el Matías Cousiño por la costa hacia Antofagasta. La segunda división, al mando del comandante Latorre, formada por el Cochrane, la Ohiggins y el Loa, había salido a la una de la mañana del 8 de octubre, con orden de cruzar por Punta Angamos a 25 millas de la costa. Este plan obedecía a ordenes dadas por el ministro de guerra don Rafael Sotomayor, el gestor de esta estrategia.

     La primera división debería navegar pegada a la costa y la segunda a 40 millas de ella.

     A las 3:30 de la mañana, el vigía del Blanco avista dos humos al sur, acercándose a Punta Tetas, distante seis millas. Al salir el sol ambos contendientes se reconocieron. El Huáscar navego durante una hora hacia el suroeste seguido por el Blanco, la Covadonga y el Matías Cousiño. El comandante Riveros vio pronto que la caza no tenia esperanza debido a la velocidad superior de los peruanos, pero con la posibilidad de que se pudiera producir una avería en las maquinas del enemigo o de que cambiara de rumbo y se encontrara con la segunda división, siguió la persecución.

     Se puede plantear la pregunta de por que huyeron los buques peruanos?. Por que no dieron combate?. La Unión tenia una artillería superior a la de la Covadonga y que los dos buques peruanos tenían una ventaja enorme, la velocidad que alcanzaban sus naves. La respuesta es simple. Las ordenes que tenia el almirante Grau eran terminantes, no debía arriesgar sus buques, ya que la perdida del Huáscar daría a los chilenos el control del mar.

     Grau al ver que se iba distanciando rápidamente de sus perseguidores cambio de rumbo y redujo la presión de las maquinas. Como había estado en cubierta toda la noche, bajo a su camarote a descansar.

     A las 7:15 AM se vieron nuevamente humos en el horizonte hacia el noroeste. Eran el Cochrane y sus acompañantes. El Huáscar había sido avistado en el mismo momento por los vigías del Cochrane y se envió al Loa a reconocer el humo.

     El almirante Grau que había subido a cubierta, tenia confianza en que podía eludir al Cochrane, ya que su ultima información era de que alcanzaba solo 8 nudos y se acerco al Loa. Pero al ver que el buque chileno navegaba mucho más rápido de lo que se esperaba, ordeno cambiar rumbo al este y marchar a toda maquina.

La Unión que venia junto al Huáscar, por ordenes del almirante tomo rumbo hacia Arica a toda marcha seguida hasta el anochecer por la Ohiggins y el Loa

Grau se dio cuenta que su única esperanza estaba en la velocidad, pero dándose cuenta que estaba siendo alcanzado por el buque chileno ordeno zafarrancho. Al prepararse para el combate, se produjo un desperfecto en el buque peruano, que no tardaron en reparar. A  LAS 9:25 EL Huáscar viéndose alcanzado abrió fuego con los cañones de la torre. El segundo disparo reboto frente al buque chileno, entro por la proa que no estaba blindada y después de atravesar la cocina, causando averías menores, fue a caer sin explotar en la cubierta. En esos momentos, el Blanco encalada estaba a 6 millas de los combatientes

El Cochrane no respondió los disparos del Huáscar por que sabia que eso provocaría el tener que disminuir la velocidad y se les escaparía  Grau. Cuando ya se encontraba lo suficientemente cerca del buque peruano, el comandante Latorre ordeno disparar. Uno de sus primeros tiros penetro en el blindaje del Huáscar  y al explotar entro en la torre donde prendió fuego a la madera del forro matando a unos e hiriendo a otros de los marinos que se desenvolvían ahí. En respuesta una bala del monitor peruano dio en el costado blindado del Cochrane. La plancha quedo abollada, los pernos removidos y el respaldo aplastado.  

A las 9:40 el Huáscar viró a babor con la intención de espolonear al  Cochrane, pero este cambio de rumbo y lo siguió paralelamente. A las 9:45 la torrecilla del Huáscar fue blanco de una bala que exploto en su interior haciendo volar en pedazos al gran héroe peruano almirante don MIGUEL GRAU SEMINARIO. Solo un pie y unos fragmentos pudieron ser rescatados. El almirante dirigía generalmente la acción con la cabeza y los hombros descubiertos sobresaliendo de la torre. La bala debió darle en la cintura. El mismo tiro causo la muerte también del teniente Ferre, ayudante de Grau, separado solo por una rejilla de madera. El tiro  corto el timón de combate se ladeo y navego hacia el este hasta que se pudieron hacer las reparaciones que le permitieron volver rumbo al norte, pero entonces otro tiro atravesó el blindaje de la torre, en la parte mas protegida, a la izquierda del costado del cañón derecho, matando e hiriendo a la mayoría de los artilleros. Entre estos se contaba el capitán Melitos Carvajal, jefe de estado mayor que había bajado a informar al segundo comandante don Elías Aguirre que le correspondía el mando. Una segunda dotación de artilleros ocupo sus puestos en la torre. La tripulación peruana estaba totalmente desmoralizada por la perdida de su comandante. La cámara y los camarotes estaban llenos de hombres y oficiales heridos.

     El Cochrane trato ahora de espolonear, cayendo sobre el Huáscar en ángulo recto, disparando su cañón delantero. El timonel no oía las ordenes de Aguirre situado en una de las escotillas de la torre y sus palabras debían ser retransmitidas hasta la cubierta baja.

     Eran las 10:10 y el Blanco llegaba a la escena de combate, pasando entre el Huáscar y el Cochrane en momentos en que este se preparaba a espolonear por tercera vez. Para evitar el peligro en que lo ponía el espolón del Blanco, el Cochrane tuvo que maniobrar a babor. El Huáscar viro en dirección al Blanco con intención de espolonearlo, pero el buque chileno lo esquivo disparando una ráfaga que mato a los hombres del timón.

     Debido a la cantidad de disparos que habían traspasado la chimenea, hizo que el nivel del agua bajara a tal punto que se quemaron los tubos haciendo escapar gran cantidad de vapor. Esto hizo creer a los chilenos que habían sido alcanzadas las calderas, lo que no era verdad.

Seguía el bombardeo contra el Huáscar. A las 10:25, cayo abatida su bandera, pareciendo por unos momentos rendido, con lo que cesa el fuego. Pero uno de los cargadores se dirigió a popa e izo otra bandera en el tope, reanudándose el combate. El siguiente tiro contra el Huáscar, penetra nuevamente en la torre matando a todos los que ahí se encontraban, incluido el comandante Aguirre. El mando había recaído ahora en el cuarto oficial, teniente Pedro Garezón. El buque estaba casi sin gobierno y se incendiaba en varios lugares; pero todavía la maquina seguía trabajando y el cañón izquierdo aun disparaba. Ahora era el turno de la Covadonga, que había llegado al lugar, disparando también contra el buque peruano. El Huáscar se hallaba en una lucha heroica pero desesperada contra tres buques de la escuadra chilena..

     El teniente Garezón, después de llamar a un consejo de oficiales, envió al teniente Ricardo Herrera con ordenes para que se abrieran las compuertas para tratar de hundir al terror del pacifico, evitando así que cayera en manos enemigas. Cuando la estaban abriendo, intervino el teniente Simpson del Cochrane, pistola en mano, que había abordado el Huáscar junto a otros chilenos.

     Al  tomar posesión del buque, los chilenos se dieron cuenta que solo actuando con rapidez serian capaces de salvar el buque, debido a que el agua ya estaba ingresando con mucha fuerza y en varias partes mas se habían declarado incendios, que fueron sofocados. Se vació el agua, salvando al buque y los heridos y prisioneros fueron llevados a los buques chilenos.

     La maquina del Huáscar no había sufrido desperfectos serios y tres calderas aun estaban funcionando, lo que permitió ser llevado al puerto de Mejillones.

      La campaña naval estaba prácticamente perdida por el Perú, los chilenos eran ya dueños del pacifico.

 

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