La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán 

 

 

 

 

Un hombre solo muere cuando se le olvida

*Biblioteca Virtual       *La Guerra en Fotos          *Museos       *Reliquias            *CONTACTO                              Por Mauricio Pelayo González

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Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79

 

 

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En el Sur del Perú quedaba solo la Ciudad Blanca con fuerzas regulares mandadas por el Contralmirante Lizardo Montero, por lo tanto Arequipa era el próximo y último destino del Ejército chileno.

El Presidente chileno Santa María, no dejaría pasar esta oportunidad de encontrar a las tropas enemigas desmotivadas, y ordena a Patricio Lynch crear una División que efectuara dicho plan.

El encargado de la División fue el Coronel José Velásquez, de la rama de Artillería, quien con tres batallones de Infantería, dos escuadrones de Caballería y cinco piezas de Artillería de Montaña, en total 2.200 hombres, parte el 14 de Septiembre de 1883 desde la ciudad de Tacna con dirección a Moquegua.

Para evitar sorpresas Lynch envía  desde la Capital del Perú una división de 3.000 hombres, a cargo del Coronel Estanislao del Canto como refuerzos de Velásquez, los cuales se embarcan con rumbo a Pacocha, donde llegan los primeros días de Octubre.

Mientras tanto, el Ejercito de Arequipa, enterado de los planes chilenos, preparaba a sus hombres estratégicamente para evitar que llegaran a la ciudad. Estos contaban con excelente armamento, el cual había sido enviado desde Bolivia durante los últimos dos años. Munición y armamento abundante, y en cantidad de 3.000 los defensores de Ejercito regular. Pero lo que jugaría en su contra era la gran desmotivación y desmoralización de los hombres, cansados de tantos fracasos y de una resistencia imposible.

Una vez juntas las dos Divisiones chilenas, deciden emprender el viaje al destino común, pasando por Los Ángeles y Moromoro, y no encontrando a su paso ni la más mínima resistencia.

El plan del Coronel Cesar Canevaro y del Contralmirante Montero, era dividir sus fuerzas, ubicándolas en posiciones estratégicas y como muchas veces se creyó inexpugnables. Mil quinientos hombres, esperarían al enemigo en Huaracochi, y si estos eran vencidos, debían reorganizarse  en Puquios, a la entrada de Arequipa, con el resto de las tropas peruanas. No había otro camino a la ciudad, así que solo quedaba esperar.

Decidido los planes a seguir, el 22 de Octubre, el Coronel Velásquez, con pocos hombres de su fuerza hace un reconocimiento al lugar, dandose cuenta de la facilidad de un triunfo si se rodeaba al enemigo. Al día siguiente  de madrugada, cubre por dos flancos a las fuerzas peruans, ls cuales, al encontrarse envueltos y rodeados de enemigos, huyen del lugar sin siquiera oponer resistencia.

El jefe chileno sin perdida de tiempo envía a sus hombres sobre la segunda posición peruana y sin descansar se dan cuenta al llegar, que las tropas que debían defender Puquina habían seguido el mal ejemplo de los defensores de Huaracochi huyendo en todas direcciones.

Velásques estaba a las puertas de Arequipa y dueño  del lugar sin haberse producido enfrentamiento alguno.

El Contralmirante Montero, al enterarse del proceder de sus soldados, prometió rendir hasta su vida en defensa de la ciudad, por lo cual hizo ubicarse a su tropa en las mejores posiciones defensivas del lugar.

El 25 reúne a toda la población en la plaza, engañándolos diciendo que los chilenos que atacarían eran más de 16.000 y la verdad es que no superaban los 5.200 hombres, por lo cual sería imposible resistir, pero ofrecía morir en el intento.

La población asustado y cansada de tan larga guerra se lanza contra los jefes militares peruanos, matando a varios. Montero salvo con vida al huir rumbo a Bolivia junto a Canevaro.

Al llegar Velásquez, le fue entregada la ciudad por el cuerpo consular sin oponer resistencia.

Las tropas chilenas se retiran de la ciudad luego de 9 meses en agosto de 1884.

 

 

Los Mutilados

 

 

 

 

 

 

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