La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán 

 

 

 

 

Un hombre solo muere cuando se le olvida

*Biblioteca Virtual       *La Guerra en Fotos          *Museos       *Reliquias            *CONTACTO                              Por Mauricio Pelayo González

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Proclama del General Baquedano al tomar posesión de Lima

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Cuando a tu paso tropieces con una lápida, aparta la vista para que no leas: AQUÍ YACE UN VETERANO DEL 79. Murió de hambre por la ingratitud de sus compatriotas.

Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79

 

 

     Condecoraciones

 

 

 

 

 

 

Hoy, al tomar posesión, en nombre de la República de Chile, de esta ciudad de Lima, término de la gran jornada que principió en Antofagasta el 14 de Febrero de 1879, me apresuro a cumplir con el deber de enviar mis más entusiastas felicitaciones a mis compañeros de armas por las grandes victorias de Chorrillos y Miraflores, obtenidas merced a su esfuerzo y que nos abrieron las puertas de la Capital del Perú.

La obra está consumada. Los grandes sacrificios hechos en esta larga campaña obtienen hoy el mejor de los premios en el inmenso placer que inunda nuestras almas cuando vemos flotar aquí, embellecida por el triunfo, la querida bandera de la Patria.

En esta hora de júbilo y de expansión, quiero también deciros, que estoy satisfecho de vuestra conducta y que será siempre la satisfacción más pura y más legítima de mi vida haber tenido la honra de mandaros.

Cuando vuelvo la vista hacia atrás para mirar el camino recorrido, no se que admirar más; si la energía del país que acometió la colosal empresa de esta guerra o la que vosotros habéis necesitado para llevarla a cabo. Paso a paso, sin vacilar nunca, sin retroceder jamás, habéis venido haciendo vuestro camino, dejando señalado con una victoria el término de cada jornada. Por eso, si Chile va a ser una nación grande, próspera, poderosa y respetable, os lo deberá a vosotros.

En las dos últimas sangrientas batallas, vuestro valor realizó verdaderos prodigios. Esas formidables trincheras que servían de amparo a los enemigos, tomadas al asalto y marchando a pecho descubierto, serán perpetuamente el mejor testimonio de vuestro heroísmo.

Os saluda otra vez, valientes amigos y compañeros de armas, y os declaro que habéis merecido bien de la Patria.

Felicito especialmente a los jefes de división, General Sotomayor y Coroneles Lynch y Lagos, por la serenidad que han manifestado en los combates y por la precisión que han ejecutado mis órdenes; A los jefes de las brigadas y a los jefes de los cuerpos, por su arrojo y por el noble ejemplo que daban a sus soldados; a estos, en fin, por su bravura sin igual.

Debo también mis felicitaciones y gratitud a mi infatigable colaborador el General don Marcos Maturana, Jefe de Estado Mayor General; al Comandante General de Artillería, Coronel don José Velásquez, que tanto lustre ha dado a la arma de su predilección; al Comandante General de Caballería y jefes que servían a sus órneles.

En cuanto a los que cayeron en la brecha, como el Coronel Martínez, los comandantes Yávar, Marchant y Silva Renard, los mayores Zañartu y Jiménez y ese valiente Capitán Flores de Artillería, que reciban en su gloriosa sepultura las bendiciones que la Patria no alcanzó a prodigarles en vida.

Cumplido este deber, estrecho cordialmente la mano de todos y cada uno de mis compañeros de armas, con cuyo concurso he podido realizar la obra de tan alto honor y de tan inmensa responsabilidad que me confió el Gobierno de mi país.

 

Palacio de Gobierno, Lima, 18 de Enero de 1881

Manuel Baquedano

 

 

 

 

 

 

Los Mutilados

 

 

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Viña Corral Victoria ;  Una Viña Patriota

 

 

 

 

 

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