La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán
Un hombre solo muere cuando se le olvida |
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*Biblioteca Virtual *La Guerra en Fotos *Museos *Reliquias *CONTACTO Por Mauricio Pelayo González |
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Batalla de Tacna |
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Cuando a tu paso tropieces con una lápida, aparta la vista para que no leas: AQUÍ YACE UN VETERANO DEL 79. Murió de hambre por la ingratitud de sus compatriotas. Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79
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Las tropas chilenas habían efectuado una titánica marcha por el desierto y los contrafuertes cordilleranos desde Moquegua hasta Tacna. Durante la marcha los carretones con agua y con víveres se enterraban hasta el eje en el arenal. Por más que los soldados ayudaban a las bestias, éstas se rendían al cansancio y reventaban. El problema era grave, ya que si no pasaban las carretas, menos lo haría la artillería. Muchos hombres se perdieron en el camino y fueron víctimas de la insolación y de la deshidratación. La huella seguida por los chilenos quedó marcada con los objetos botados por los soldados, municiones, capote y cualquier elemento de peso. Los hombre llegaban exhaustos y en absoluto desorden La artillería tuvo que ser embarcada en Ilo y desembarcada en Ite, en un lugar donde se demoraron 4 días en descargar las piezas de artillería y subir los cañones desde la playa a la meseta, unos 300 metros, amarradas con cables y tirados por los hombres. Este trabajo fue efectuado por los Zapadores y los marineros de la Covadonga bajo la supervisión personal de Orella.
EJÉRCITO CHILENO DE OPERACIONES COMANDANTE EN JEFE: GENERAL MANUEL BAQUEDANO
1º División. De Amengual. Regimiento Esmeralda, batallones Valparaíso, Chillan y Navales 2º División. De Barceló. Regimientos 2º de Línea, Santiago y Atacama 3º División. De Amunategui. Regimiento Artillería de Marina, Batallones Coquimbo y Chacabuco 4º División. De Barbosa. Regimiento Lautaro, Batallones Cazadores del Desierto y Zapadores. Reserva: De Muñoz. Regimientos 1º,3º y 4º de Línea Caballería (Vergara) Regimientos Granaderos, Cazadores y Carabineros de Yungay. Artillería: 3 brigadas, con 7 baterías y un total de 37 cañones y 4 ametralladoras
Total Ejército chileno 14.000 hombres
EJÉRCITO ALIADO COMANDANTE EN JEFE: GENERAL NARCISO CAMPERO
Ejército peruano Primero del Sur (Montero)
1º División: (Dávila) Batallón Lima y Cazadores del Cuzco 2º División: (Cáceres) Batallones Zepita y Cazadores del Misti 3º División: (Suárez) Batallones Arica y Pisagua 4º División: (Mendoza) Batallones Victoria y Huáscar 5º División: (Herrera) Batallones Ayacucho y Arequipa 6º División: (Canevaro) Batallones Lima y Cazadores del Rímac Caballería: Escuadrones Húsares de Junín, Gendarmes de Tacna, Guías y Flanqueadores de Tacna Artillería: 10 cañones y 3 ametralladoras
Ejército Boliviano (Camacho) Cuadros bolivianos:
1º División: (Castro Pinto) Batallones Alianza, Loa y Aroma
2º División: (Zapata) Batallones Sucre, Viedma y Padilla
3º División: (Acosta) Batallones Tarija, Chorolque y Grau
Legión Boliviana: (Saravia)Murillo, Vanguardia de Cochabamba y Libres del Sur
Caballería: Escuadrones de Húsares y Coraceros Artillería: 6 cañones y 4 ametralladoras
17.000 Hombres nominales al 15 de Mayo
Las Tropas Aliadas acamparon a las afueras de la ciudad de Tacna, lugar al cual llamaron Alto de la Alianza. Fue instalada una guardia para vigilar la Quebrada Honda, que era la ruta más fácil de ataque para los chilenos. Campero completó esta posición con disposiciones atinadas, haciendo construir fosos y estudiando tácticamente el terreno se midieron las distancias de tiro de las distintas armas y se le entregó a cada soldado un saco vacío para que lo llenara de arena y le sirviera de parapeto en los disparos desde el suelo. Mientras tanto, los arrieros chilenos que habían tomado la delantera, son tomados prisioneros por los Húsares de Junín y llevados a la presencia de Campero, quien logró enterarse que los chilenos, como se suponía, acamparían en Quebrada Honda, pero además los arrieros tomados prisioneros le dijeron a Campero que el Ejército chileno constaba de 22.000 hombres. Al tener conocimiento de esto, en Consejo de Guerra Aliado se decidió la siguiente estrategia. El plan de las tropas aliadas era sorprender a las fuerzas enemigas en la quebrada, para lo cual comenzaron el avance sobre el lugar la noche del 25 de mayo de 1880 al mando del general Campero. No prestaron demasiada atención a la ruta a seguir, perdiéndose debido a la oscuridad, haciendo así fracasar el plan de ataque, haciéndolos volver a su primitivo campamento, con tropas cansadas por el esfuerzo inútil, habiendo llegado muy cerca de los chilenos. Fracasado el plan de ataque, planificaron la defensa a usar. Las tropas se dividieron en 3 secciones: El ala derecha del Campo de la Alianza, al mando del contralmirante Montero, se ubicó la primera y sexta divisiones peruanas de Dávila y Canevaro y parte de la Tercera División boliviana más 6 cañones y 3 ametralladoras. En el centro, al mando del coronel Castro Pinto, estaban la 1º y parte de la 3º división boliviana más dos cañones y 4 ametralladoras emplazadas en fortines. En el ala izquierda, al mando del coronel Camacho, estaban la 3º división del coronel Suárez y la 2º de Cáceres más 8 ametralladoras. La caballería estaba repartida tras la tropa. El 26 de mayo comienza el avance de las divisiones chilenas sobre Tacna. Entre las 9 y 10 AM se produce un intercambio de tiros de Artillería entre los 2 Ejércitos, que más que crear daño, sirve sólo para medir el alcance de las armas. Las tropas chilenas avanzaban rumbo al campo enemigo, rompiendo fuego sobre el ala derecha, siendo los primeros la División Amengual, respondido inmediatamente por las fuerzas de Montero. La primera refriega no causa mayor daño en ninguno de los involucrados, ya que la distancia era superior al alcance de sus armas, pero dio el tiempo suficiente para que los chilenos avanzaran, especialmente los que caían sobre el ala del Coronel Camacho. El ataque fue de forma frontal sobre las tropas aliadas, haciéndose general en pocos momentos. La División de Amengual, ahora apoyada por la de Barceló avanzan con decisión mientras una lluvia de balas zumbaba a su alrededor. Sucedió que el 2do. De Línea, que casi había sido exterminado en la Batalla de Tarapacá y más encima había perdido su estandarte, se dio cuenta que al frente de ellos se encontraba el Zepita, que había sido su contendor en aquella ocasión. El 2do. De Línea sencillamente los pasó por encima, buscando su estandarte y reclamando venganza. El ataque chileno era brutal, lo que obligó al general Campero enviar constantemente tropas de reserva para apoyar sus divisiones. A eso de las 12:30 empiezan a escasear las municiones a los chilenos, obligándolos a efectuar la retirada bajo un incesante ataque aliado. El ala izquierda aliada, fue apoyada por soldados de la división Herrera y los batallones Colorados y Aroma, dándole mayor fuerza, permitiéndoles no solo defenderse, sino también tomar posiciones de ataque, obligando a las tropas chilenas a lanzarse en retirada, siendo acribillados por los aliados. Habían hablado mucho del famoso Regimiento boliviano de los Colorados, quienes en esta ocasión demostraron que toda su capacidad era verdadera. Con gran empuje y valentía obligan a retroceder a los chilenos, quienes sólo tuvieron un descanso debido a un sorpresivo asalto de su caballería que entró en apoyo evitando así una mayor mortandad de soldados chilenos e hizo volver a sus lugares a las tropas aliadas. Una acometida de los Colorados y el Zepita se lanzaron en heroica lucha contra sus enemigos, con mayor vitalidad y refuerzos no cesaron en su avance. Los heridos chilenos eran repasados[1] por las tropas que avanzaban, acción que comenzó en la Batalla de Tarapacá y que continuaría, lamentablemente, hasta el fin de la guerra, por ambos Ejércitos. Baquedano, viendo la desesperada situación chilena, envía la división Amunategui en auxilio de los chilenos que se retiraban. La lucha se tornaba incontrolablemente sangrienta. Vergara sacó a la caballería de la posición donde estaba y se lanzó a galope tendido contra el enemigo. Es imposible arrollar con quinientos jinetes a una masa militar seis veces mayor, pero fue tal el ímpetu de la caballería que lograron contener a las fuerzas aliadas Con los refuerzos frescos y disponiendo nuevamente de municiones, los soldados chilenos retoman el ataque Esta vez atacaban en “guerrilla” y en forma ordenada, dando un golpe tan fuerte a los aliados, los cuales, entre sorprendidos e incrédulos eran rodeados y fusilados. Las fuerzas de la alianza no aguantaban más, por lo cual comenzó la retirada. El resto de la línea de defensa, fue arrollada y expulsada de sus posiciones produciéndose así la derrota, huyendo hacia Puno y Arequipa. Los caídos ese día, de ambos mandos, fueron numerosos, dentro de ellos se lamenta mucho la muerte del Capitán del regimiento Atacama don Rafael Torreblanca, héroe de Pisagua y de tantas otras batallas. Las filas de ese regimiento fueron realmente diezmadas. El siguiente es el relato de Máximo Lira, testigo presencial de un hecho conmovedor: “Estábamos ya en las primeras alturas que rodean Tacna, después de la victoria, y los jefes venían a felicitar a Baquedano. Llega Martínez del Atacama y se entabla entre ambos este diálogo heroico: B. ¿Cómo ha ido mi comandante? M. Muy bien señor general. B. ¿Ha perdido mucha gente? M. Bastante. B. ¿Y oficiales? M. Tantos. B. ¿Quiénes son?. M. Fulano, Zutano y mis dos hijos. B. ¿Sus dos hijos?. M. Si, señor, han tenido la gloria de morir por su patria. Me queda uno, que si tuviera en estado de cargar armas, vendría a reemplazarlos!....”[2] Recordemos que en la batalla de Tarapacá se perdió el estandarte de combate del 2do. De línea, bravamente defendido por el subteniente Telésforo Barahona. Pues bien, después de que las tropas chilenas entraron a Tacna el capellán Ruperto Marchant Pereira registró la iglesia de San Ramón junto al Capitán Munizaga. Tras varios esfuerzos vanos encontraron una pequeña puerta al lado de la epístola que tuvieron que abrir con un yagatán. Encontraron un almacén lleno de objetos de culto, pero al fondo de la sala y debajo de unos almohadones se veía una punta de una cinta tricolor, era el estandarte perdido, que luego volvería a manos de sus legítimos dueños. Perdida Tacna, los bolivianos huyeron a su país terminando así la alianza definitivamente, quedando solo el Perú contra Chile. El país que había iniciado la Guerra, que había arrastrado a su aliado en ésta, ahora lo dejaba sólo y sin ningún tipo de apoyo. [1] El “repase” es la acción de matar a los heridos enemigos que quedan en el Campo de Batalla mientras las tropas avanzan. Su única explicación es no dejar a hombres vivos y con armas que los puedan atacar por la retaguardia mientras dura el avance [2] Máximo Lira. Cartas a Isabel Errázuriz. Carta #10
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