Cuando a tu paso tropieces
con una lápida, aparta la vista para que no leas: AQUÍ YACE UN VETERANO DEL
79. Murió de hambre por la ingratitud de sus compatriotas.
Juan 2º Meyerholz,
Veterano del 79
Condecoraciones
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Conociendo a los Héroes Olvidados de la Guerra del
Pacífico, por Mauricio Pelayo González...
Esta vez toca contar la historia de la cantinera más conocida en la
guerra del Pacífico y gracias a los últimos datos investigados y
conocidos, podemos decir que podría ser esta la biografía definitiva, en
las etapas más importantes de su vida. Una biografía sin fantasías como
muchas escritas, que no son necesarias
para dar el sitial de Héroe a esta mujer por su participación en la
Guerra del Pacífico.
Irene Morales Galaz, hija de Doroteo e Isabel, nace en Santiago de Chile
el 19 de Octubre de 1848.
De profesión costurera, contrae matrimonio por primera vez con el
ciudadano argentino Juan Lucerna Caras en el puerto de Valparaíso el 26
de Enero de 1877, matrimonio que dura menos de un año ya que su marido
enferma y deja de existir el mismo año.
Viuda viaja en busca de aventuras y mejor vida a Bolivia,
específicamente a la ciudad de Antofagasta, donde conoce a quien será su
2° marido (No cuento con documentos matrimoniales de esta unión)
Santiago Pizarro, de profesión músico. En riñas con la autoridad, en
medio de las celebraciones de un nuevo aniversario patrio de Chile, don
Santiago, da muerte a un policía boliviano, siendo por esto condenado a
muerte y fusilado el 24 de Septiembre de 1878. Es importante aclarar que
en esa época, era ley fusilar a quien diera muerte a autoridad.
Viuda nuevamente, toca en Antofagasta vivir el inicio del conflicto con
Chile y como muchos de quienes fueron expulsados del país, se enrolan
inmediatamente en el ejército que se formaba para enfrentar un gran
conflicto, específicamente en el Batallón 3° de Línea.
Ya en la guerra entre las filas de su regimiento, le toca tomar parte el
del desembarco de Pisagua el 2 de Noviembre de 1879, pero no como
quisieran todos os guerreros en e lugar del combate, sino que en un
sector alejado de las balas y el peligro, en la caleta de Junín.
Dueños de la costa, nuestra heroína junto a sus compañeros de armas
avanza desierto adentro, encontrándose en la acción de San Francisco,
donde el 3° seguía en una posición expectante, sin poder mostrar su
valía.
En poder de Chile la región de Tarapacá, se avanza en pos de conquistar
Tacna y Arica, tocándole nuevamente un puesto secundario a su unidad en
la primera de las batallas, ubicado en la reserva.
Recién en Arica se les dio un puesto de avanzada en el cual rivalizando
con el 4° de Línea se toman a sangre y fuego el morro, siendo esta
ocasión la primera en que nuestra heroína empieza a ser reconocida en la
historia. Nicanor Molinare en su libro dedicado al Asalto de Arica nos
cuenta de su participación así: "En la plaza del pueblo fueron fusilados
67 hombres por una mujer, que ordenó esa ejecución: la IRENE MORALES,
cantinera que acompañó al ejército, al 3º de línea, en el asalto". No
parece descabellado creer esta parte de la historia, ya que tanto la
cantinera como el 3° tenían odio jurado a Perú.
Conquistada la provincia, la capital peruana sería el objetivo de un
ejercito hasta ta ahora imparable. Conquista Lima en las batallas de
Chillos y Miraflores.
Gran parte del ejército que comienza la guerra vuelve a Chile junto a
Baquedano en marzo de 1881, y las cantineras ya no forman parte de las
unidades, aunque cientos de mujeres, como en toda la guerra seguían a
los batallones en los cuales se encontraban sus padres, hermanos,
esposos o hijos, dando el apoyo, cuidado y cariño que siempre ha
brindado la mujer chilena.
Irene Morales, aunque ya no hay registros de que siguiera en las filas
del ejército, se queda en Perú, donde la encontramos contrayendo
matrimonio por tercera vez, ahora con el soldado del Batallón 4° de
Línea Alfredo Cisternas Palma, el 8 de septiembre de 1883 en la ciudad
de Lima.
Finalizada la guerra, vuelve a Chile junto a Cisternas radicándose en la
ciudad de Santiago, donde la muerte la encuentra pocos años después, el
25 de Agosto de 1890 víctima de neumonía, sin reconocimiento, en el más
profundo olvido y no por su género o por ser parte de un pequeño grupo
de mujeres soldado que fueron a la guerra y que sufrieron palmo a palmo
en campaña con los hombres, recibieron el mismo olvido que les tocó
vivir a más de 80.000 chilenos, que al igual que ella dejaron todo por
ir en defensa de la patria y que murieron en el más largo abandono.
Hoy los restos de esta heroína descansan en el Mausoleo de La Sociedad
de Veteranos e Inválidos del 79 en el Cementerio General de Santiago.
Gracias a Anita Olivares que dio con el nombre de los padres de Irene y
a
Patricio Salas Rojas quien dio con el dato que faltaba para
completar esta reseña, e nombre del primer marido.
Un hombre solo muere cuando se le olvida....
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Los Mutilados
Monumentos
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