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La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán
Un hombre solo muere cuando se le olvida |
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*Biblioteca Virtual *La Guerra en Fotos *Museos *Reliquias *CONTACTO Por Mauricio Pelayo González |
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MARCHANT PEREIRA, RUPERTO |
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Cuando a tu paso tropieces con una lápida, aparta la vista para que no leas: AQUÍ YACE UN VETERANO DEL 79. Murió de hambre por la ingratitud de sus compatriotas. Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79
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Nació en Curicó el 6 de Junio de 1846 Hijo de don Tomás Marchant y Josefa Pereira Un multifacético personaje, que más que un sacerdote, soldado, bombero o escritor, fue un gran chileno. Fue uno de los fundadores de la 5ª Compañía de Bomberos de Santiago en 1872. El 21 de Abril de 1876 presenta su renuncia a la 5ª, escribiendo: “Llamado por Dios a enrolarme en el cuerpo de voluntarios encargados de la especial custodia y sostén de su Iglesia, tengo que separarme de la Compañía que tan simpática y querida me ha sido”. [1] Lo deja todo para ingresar para al Seminario de Santiago, para entregar cada uno de sus días a Dios. Cuando se da inicio a la guerra del Pacífico, daba clases de Historia y geografía en el Seminario y su alma siente que debe ser parte de la patria y que los soldados necesitarían la palabra de Dios en las campañas, por lo cual ofrece sus servicios como sacerdote al supremo gobierno y parte al norte. Se encuentra en la primera acción en territorio peruano el 2 de noviembre de 1879 en el asalto y toma de Pisagua. El resto de la campaña daba paz a quienes enfermos estaban próximos a morir y calma a quienes le contaban sus pecados. Cuenta la historia, que tras la batalla de Tarapacá, el capellán Marchant emprendió camino a la quebrada para auxiliar espiritualmente a los soldados y que en el camino se encontró con un segundino que al verlo, atacado por el cargo de conciencia, le entrega un óleo que traía escondido entre sus ropas y que había sacado en Tarapacá. El retrato de una virgen, que desde ese día Ruperto Marchant bautizó como la virgen de desierto y la llevó a Santiago. En Tacna, es el encargado de buscar y recuperar el Estandarte del 2° de Línea perdido en Tarapacá. En la batalla de Tacna lo encontramos nuevamente, "Al emprenderse el camino apareció allí al correr de su caballo el capellán de ejército D. Ruperto Marchant Pereira, quien, llegándose a los jefes, les pidió hicieran alto algunos segundos para decir dos palabras a los soldados. «Asequible a tan justo deseo, dice Alberto del Solar, y dando el primero el ejemplo de descubrirse, el comandante Holley ordenó rendir armas." [2] Vuelve de la guerra y en 1887 es nombrado rector del Seminario de Valparaíso y Gobernador Eclesiástico de este puerto. Funda en Santiago la Iglesia de Santa Filomena en 1894. El capellán Ruperto Marchant Pereira, fallece en Quintero, el 4 de enero de 1934 y sus restos son depositados en uno de los altares de la Iglesia Santa Filomena en Patronato.
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